lunes, 1 de diciembre de 2008

19

Aquel día me senté al lado de ese árbol grande que me miraba sin saber que es lo que yo era, me recargue, lo abrace y el solo rechino sus ramas como agradeciendo el hecho de que noté su existencia... o al menos eso pensé.

1 comentario:

Kanbhik dijo...

Sublime.
Ahora entiendo porque dijiste eso en mi cuento.