viernes, 16 de julio de 2010

224

Después de ver como el martillo golpeaba su cabeza metálica contra la pared sin darle a nada en especifico, un pequeño clavo le dijo:
-¡Ey! ¡No golpees la nada! No te sirve si no tienes un clavo que clavar, solo tendrás dolor de cabeza.
El martillo paró por un momento de golpear la supuesta nada, miró al clavo desde lejos y le dijo:
-No puedo, soy necio y obstinado, me gusta pensar que aquí va el clavo que sostendrá la fotografía que tanto me gusta.
Y siguió golpeando la nada.