jueves, 28 de enero de 2010

Dibujo del 213


213


No siempre fui así, un pedazo de carne en el suelo olfateado y rechazado por un perro. Antes era normal, tan normal que podía ir al banco, al cine o al parque, tan normal como tú, tan normal que aún así, siendo normal, pasaba desapercibido. Hasta que llegó un maldito día en el que no pude salir de mi habitación, me desperté y mi cuerpo era 6 veces mas grande de lo normal, mi pierna apenas y podía salir por la puerta, así que como pude llamé a emergencias. Los doctores llegaron a mi habitación y lo único que vieron fue carne, carne inflamada a punto de reventar. Me revisaron de inmediato por arriba y por abajo, no podían creer el tamaño de mi cuerpo, era la cosa mas extraña y repugnante que habían visto. Después de varios estudios concluyeron que nada en mi cuerpo estaba mal, que todo mi problema era mental, que lo que tenia, era un caso grave de sentimientos reprimidos desde la infancia:
-Todo lo que ha guardado en su vida, como el odio, el rencor, el dolor, el amor, la rabia y esos sentimientos que hinchan por dentro, lo han llevado a esta situación.
Yo no podía creer las palabras del doctor, ¿cómo era posible que mi mente me hubiera llevado a esto?
-Si guarda algún sentimiento más, puede ser mortal.- terminó diciendo el doctor.
Yo, enojado, les quise decir que no me estuvieran jodiendo, que se salieran de mi habitación, que se largaran... Pero me lo guarde todo y exploté, ahora estoy aquí, un pedazo de carne olfateado y rechazado por un perro… antes, era normal.


lunes, 25 de enero de 2010

212

Desde la primera vez que te vi supe que te gustaba volar, así que me las ingenie para hacer unas alas de cartón y te dije:
-Hola, ¿Cómo te llamas?
-Hola, mi nombre no importa.
-Esta bien, mira hice unas alas de cartón, te invito a volar.
Y tu aun viendo que mis alas no eran de confiar decidiste volar conmigo, y así nos fuimos volando, pero después de un rato el cartón se rompió y los dos caímos al suelo… nos dolió.
Yo no podía dejarte ahí, en el suelo, así que fui y me hice unas alas de alambre con algodón y de nuevo te dije:
-Hola, ya se que mis otras alas no eran de confiar, pero estas creo que si nos pueden levantar.
Tu lo dudaste un rato, viste mis alas y me dijiste:
-Esta bien, vamos a volar.
Y así de nuevo subimos lo mas alto que pudimos, pero como subimos, caímos, el algodón se empezó a desmoronar y de nuevo tocamos el suelo… nos dolió.
Y yo ya no quería volar, tú aun siendo del aire tampoco querías volar conmigo, pero pasó el tiempo y me salieron alas de verdad, no de cartón, no de algodón, tampoco de alambre y fui con miedo a invitarte, pero era de esperarse, tu de mis alas ya no querías saber nada, así que las guarde por si algún día quisieras volar conmigo y es que si no es contigo no las pienso usar.

211

Después de meditarlo mucho tiempo, el problema le dijo al enredo:
-¿Te casarías conmigo?
A lo cual el enredo respondió con un rotundo.
-¡Si!
-Menudo lío- dije yo.

210

-¿Estas de acuerdo que cuando dejas de pensar en aquella persona en la que mas quieres pensar, es dejar de pensar en ti?
-Solo si realmente puedes dejar de pensar en ella.
-Bueno, digamos que es solo una suposición.
-Solo así… si.

209

Después de que la tormenta pasó, el señor con los pelos rizados pregunto:
-¿De alguien son estos zapatos?
-...
Pero nadie respondió, lo único que se esperaba es que tal vez el dueño de los mismos voló.

miércoles, 20 de enero de 2010

208

-Aun tengo el sabor a sangre fresca en los labios y carne cruda entre mis dientes.
-¡Que asco! - me dijo- yo por eso pedí ensalada.
Y es que no se ni por que la invite a cenar, nunca fueron mi perdición las vegetarianas.