lunes, 27 de diciembre de 2010

234

-¿Cómo que ya te vas?
Le pregunté algo alterado y triste.
-Si, es tiempo de partir, ya no puedo seguir aquí.
Me dijo con una voz seca y sin emoción viéndome llorar.
-¿Y cual es la razón?
Me miró directo a los ojos, abrió la boca grande grande y empezó a brotar una baba espesa y transparente junto con un ruido como si quisiera vomitar, mis lagrimas se secaron y solo quedaron mis ojos grandes y asustados, nunca había visto algo asi, empezó a vomitarse ella misma, como si su cuerpo fuera un simple disfraz, por su boca salía un ser nuevo y diferente dejando un montón de piel y ropa en el suelo, al final ahí estaba parada frente a mi, no podría describirla (solo pensé que jamas la había visto tan desnuda).
-Es hora.
Me dijo
-Es capicúa.
Le dije yo, su rostro dibujó lo que parecía una sonrisa y me dijo:
-Gracias por todo, seguro nos volveremos a ver.
Y se desvaneció dejando solo una brisa con su aroma que aun no puedo olvidar.
Nunca la volví a ver, ahora miro el reloj obsesionado con las capicúas, esperando a que alguna de ellas la regrese, después de todo, sabía que ella no podía ser de este mundo.