-¿Escucho que?
-¿No escuchas?
-No, no escucho nada.
-¿Como no? !Se escuchan gritos¡
-¿Gritos? ¿De quien?
-No se, ¿Como quieres que sepa?, solo los escucho... están sufriendo y no son solo 2, son muchos.
-¿Como cuantos?
-!Tampoco puedo saber eso¡... Tengo miedo, creo que vienen por nosotros y !Tu no escuchas nada¡.
-Espera... escucho algo...
-¿Ahora me entiendes?
-Pero escucho algo así como un caracol.
-¿Un caracol? Los caracoles apenas y hacen ruido, ¿Como vas a escuchar un caracol?
-Bueno no un caracol exactamente, estoy escuchando como alguien sopla a través de un caracol, al estilo prehispánico, ¿Me entiendes?
-Si, ya se cual... ¿y los gritos?
-!Ah¡ esos no los escucho.
De pronto, se escuchan unas llaves tratando de abrir la cerradura de la habitación blanca.
-¿Lo ves? !ya vienen por nosotros¡
Mientras decía esto, abriendo la puerta apareció una mujer de falda, completamente vestida de blanco llevando una charola plateada en las manos y mirando a los que se encontraban sentados en un rincón les dijo:
-Es hora de sus medicinas muchachos.
3 comentarios:
Wow. Me angustié. Qué bárbaro.
como siempre mi admiracion y aplauso para la construccion de las situaciones y los virajes inesperados!
Que locos esos tipos.
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