miércoles, 11 de febrero de 2009

121

Piedras en los bolsillos para sentir algo de peso, espinas en los zapatos para que el caminar cueste un poco mas de trabajo, los perros mordiendome la suela y las moscas parandose en mi cabeza, con cada paso pierdo un trozo mas, en vez de migajas dejo mi cuerpo en el camino, la cuestión es que al final cuando encuentren mi ultima pieza, me tendrán que armar otra vez pero las aves se habrán llevado ya mucho de mi.

1 comentario:

copo dijo...

Que relato tan triste, duele, duele.