Y un ataúd se abrió, otro mas se cerró, sin dejar escapar al muerto, un niño corrió hacia la ventana y dejo caer el vaso.
-¡No llores!
Le dijo una voz desde afuera.
-¡No llores, por que cada gota que derrames es una perdida mas para ti.
Después de eso, salió y no encontró a nadie, pero en vez de llorar, cortó una flor para dejarla sobre su pecho, sin derramar una sola lagrima desde entonces.
2 comentarios:
pobre nino, a veces llorar es tan bueno...en fin, el decidio ser fuerte. Supongo.
callar esa agua salada... es como aprisionarte en un ataud... no lo se, quizás muere un poquito de nosotros.
Una flor, y luego silencio.
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