martes, 14 de agosto de 2012

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Lo único que puedo decir de ese día es que era un día nublado y tranquilo, después de entregar un trabajo que tenía pendiente salí del fraccionamiento donde me encontraba para dirigirme a mi coche, me subí, pasé mi computadora al asiento de atrás, quité el freno de mano, lo prendí y arranqué. Manejé despacio (como suelo hacerlo) hasta que miré por el retrovisor y vi un coche que se acercaba mucho, pensé que simplemente me quería rebasar, pero al orillarme el otro auto hizo lo mismo, así que volví a avanzar pero ya con mi delirio de persecución encendido, mi decisión fue perder a este tipo o tipa a como diera lugar, pues no quería saber cuales eran sus intensiones. Impulsado por los nervios aceleré como casi nunca lo había hecho, las llantas grandes de mi auto pasaban volando como sin nada los topes por los que trataba de perder el misterioso auto, que al dar vuelta en calles para despistarlo volvía a aparecer acelerando en la siguiente cuadra, mi desesperación aumento al punto de mejor estacionarme de manera que pudiera escapar si mi persecutor se estacionaba y bajaba de su coche, pero también podía esperar a que pasara su coche, ver quien era el maldito y saber si tenía pensado hacer algo contra mi persona. 
El auto me pasó y me relajé un poco pensando que tal vez todo era mi imaginación, pero no, solamente me rebasó para estacionarse a unos cincuenta metros adelante de mi, pude ver como al momento de estacionarse un hombre abrió la puerta, se bajó rápidamente y empezó a caminar hacía mi, miré sus manos en busca de algún arma y al no verla, decidí abrir la puerta de mi coche para encontrarlo y saber por fin que es lo que quería, al hacer esto puede escuchar su voz y fue grande mi sorpresa cuando las primeras palabras que salieron de su boca eran:
-¿Cuánto quieres por él?
Yo volteé curioso a donde me señalaba para darme cuenta que había sido un idiota, miré el signo de precio junto con un letrero grande que decía "SE VENDE"… fue ahí cuando recordé que estaba vendiendo mi coche.